Catequistas

La figura del catequista

Algunos miembros de la comunidad son particularmente sensibles a la necesidad que tienen actualmente no pocos cristianos de ser catequizados, y sienten deseos de consagrar sus cualidades y su tiempo a ese servicio. La comunidad, reconociendo en ellos la acción del Espíritu, les confía la tarea de la catequesis.

Vale, y ¿ahora qué?

Ahora viene la tarea, importante, responsable y llamados por el Señor para desempeñarla. Requiere un esfuerzo y derroche de generosidad e ilusión. Como dato, os transmitimos la necesidad para el curso que viene de ocho nuevos catequistas. Quizás vosotros podéis ser uno de ellos, simplemente se necesita tener ganas de transmitir vuestra fe y disponer de un poco de tiempo para dar a los demás; la parroquia os necesita. Acordaos de todos los que lo han hecho por vosotros y por vuestros hijos.

Ser catequista en nuestra parroquia

Para todo esto es importante la formación permanente, la coordinación entre todos y la comunión con el equipo sacerdotal y el obispo, siendo fieles a los proyectos y planes establecidos en la parroquia que a su vez se basan en los diocesanos.

Por ello, la parroquia tiene los siguientes medios que les ayudan en su tarea:

Los catequistas disponen de un calendario de actividades, celebraciones y otros eventos marcados que se establece conforme a las necesidades de los catequizandos, la parroquia y las distintas actividades propuestas por la diócesis, la vicaría o el arciprestazgo.

Los catequistas cuentan con una formación on-line o presencial por parte de la Delegación Episcopal de Catequesis y el FORCAT.

Si es posible, participar en la eucaristía de los domingos a las 11:30 o a las 13:00.

Dos veces al año catequistas, monitores y animadores se reúnen para preparar nuevos proyectos y evaluar el curso.

Además de la catequesis, reunión con los chicos todos los catequistas tienen:

  • Una reunión quincenal con la coordinación del nivel.
  • Un coordinador de nivel que se reúne trimestralmente con la coordinadora general y el presbítero responsable.

Toda la historia de la salvación, por voluntad de Dios, nos ha sido conservada y transmitida de generación en generación gracias a que la Iglesia no ha dejado de hacer real y presente, por medio de signos eficaces, el Misterio redentor. Los catequistas siguen en esta tarea de evangelización, anunciando la Buena Noticia en nuestra comunidad parroquial de la Santísima Trinidad de Madrid.

El carisma recibido del Espíritu, una sólida espiritualidad, y un testimonio transparente de vida cristiana en el catequista constituyen el alma de todo método. El catequista es intrínsecamente un mediador que facilita la comunicación entre las personas y el misterio de Dios, entre sí y con la comunidad. No debe olvidar que la adhesión de la fe de los catequizandos es fruto de la gracia y de la libertad. Finalmente tiene una importancia esencial la relación personal del catequista con el catequizando. Esa relación se nutre de ardor educativo, de aguda creatividad, de adaptación, así como de respeto máximo a la libertad y a la maduración de las personas (DGC 156).